La Fundación
A casi una década de la partida de Suzanne Marcelle, y un poco más de la de Salvador Lázaro Pesquera, ese gran legado suyo sigue vigente y también mira al futuro, gracias a la encomiable iniciativa proyectada por su hijo mayor, Daniel, de dar cabida a una fundación dentro del que fuera el maravilloso hogar y taller en el que sus padres edificaron su gran historia. Ahí, las máquinas y herramientas que antes eran protagonistas, cederán su rol protagónico a una escuela de arte en la que disciplinas como la danza, pintura, teatro, escultura, música y más sean desarrolladas por entusiastas aprendices, aunque también practicadas por artistas con mayor expertiz.
Asimismo, será un museo permanente el que exhibirá la gran colección de objetos de ebanistería y artes decorativas, dando cuenta del trabajo, hoy histórico, realizado en Muebles de Marquetería bajo el liderazgo intelectual y artístico de Salvador. Para beneplácito de los estudiosos e interesados, habrá dentro de él miles de plantas o bocetos; algunos espacios de trabajo que quedaron intactos luego de su partida al descanso eterno; objetos que dan cuenta de los procesos creativos, apuntes diversos… En general, será un lugar que evoca desde los talleres de la propia escuela del Louvre, pasando por el local de la clásica avenue Kleber parisina en donde nuestro personaje comenzó su historia como profesional de este espectacular arte.
Además, para quien ahí acuda, sean los estudiantes, practicantes o visitantes, la belleza y calidez de la residencia afrancesada de Mar Mediterráneo 146, flanqueada de verdor con su inmenso jardín y permeada aún por el espíritu de Suzanne y Salvador, lo hará viajar a aquellos tiempos pasados en los que ahí se fundieron metales y cortaron con absoluta pultcritud y tacto toda clase de maderas finas, donde se confeccionaron y bordaron los más lúcidos telares y tapices. Podrá ver, además de comprender con la ayuda de cédulas explicativas ampliamente detalladas y algunas veces de la mano de algún guía, cómo operaba el taller y funcionaban sus máquinas, cómo era el proceso de elaboración de una planta, de una tintura, de una herramienta.
Alojada en su predio original de la colonia Popotla, la panorámica de su espectacular fachada hará que el visitante se sienta envuelto en su lujo y confort.
Cada detalle en la arquitectura, amueblado y decoración del hogar de la familia Pesquera Barbé, expresa, por un lado, la prestigiosa cultura artística de Salvador, y por el otro, el sofisticado gusto de Suzanne. La Fundación Salvador Pesquera-Barbé permitirá al visitante mirar en profundidad su pasillo principal, flanqueado por una estupenda selección de objetos.
Además, será la propia historia de cada objeto, tanto en su unicidad e igualmente al ser parte de una excelsa totalidad, la que lo ponga en contacto a quien la contempla con la trascendentalidad de la ebanistería y las artes decorativas en la historia universal. De esta manera, el observador podrá trasladarse a la Francia de los tiempos del Rey Sol, Luis XIV, y aún más de los monarcas posteriores a él, reconociendo más de un estilo de aquella época de esplendor para las artes y la ciencia, que no por ser interrumpida e incluso terminada con la Revolución francesa, abandonó su desarrollo. Además, habrá también muestras de todo ese universo de la haute cuisine que acompañó el trabajo de Suzanne que hizo de Muebles de Marquetería, aparte de una gran empresa, una cultura.
La Fundación Pesquera Amaudrut–Barbé Lemenorel, que también se sumará a un conjunto de sedes educativas, artísticas y culturales del rumbo, pondrá sus más de 120 años de historia, además de sus 1,732 metros cuadrados, tapanco, jardín, azotea verde, bodegas y tres niveles, al servicio de la sociedad mexicana y por eso vale la pena reconocerla y preservarla, al tiempo que se le da un uso benéfico que incluso apuntalará el legado del matrimonio Pesquera Barbé en México por muchas décadas más. Este mismo uso, además, tendrá la capacidad de extender su red de actividades más allá del museo o la escuela de arte, pues tendrá espacio disponible para toda clase de eventos prestando incluso su maravilloso jardín; como agencia de publicidad, notaría, despachos de diseño, estudios, oficinas corporativas, entre otros usos. Para ello, no solo tendrá la magnífica casa original, sino también el edificio anexo.
Para que esto sea posible, se pretende poner a la venta el inmueble con la consigna de mantener, en lo más posible, el estado actual de la construcción principal, ejemplo de una sólida arquitectura que remite a los años de la época porfirista. Por otra parte, con las líneas anteriores se demuestra la pretención de que –por sugerencia de la familia Pesquera Amaudrut–Barbé Lemenorel–, el inmueble sea exclusivamente para uso benéfico de la sociedad a través de una amplitud de actividades que a su vez se amplaiarán y transformarán en función de los cambios que hay en la sociedad, resultado de su natural evolución en las dinámicas artísticas, profesionales y más. Se buscará, como ya se dijo, que se pueda mantener una expocisión permanente de las mejores obras de arte del reconocido ebanista Salvador Pesquera Amaudrut, para cuya divulgación se ocuparán diferentes medios.
El proyecto